Breve historia de las batallas de la Antigüedad

von: Carlos Díaz Sánchez

Nowtilus - Tombooktu, 2018

ISBN: 9788499679242 , 320 Seiten

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Breve historia de las batallas de la Antigüedad


 

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De Egipto al exterior: la batalla de Megido


La historia de esta civilización se remonta hasta el cuarto milenio antes de Cristo y, sin embargo, en el panorama militar se ha visto poco estudiada. No fue precisamente una civilización belicosa en cuanto a expansión fuera de sus fronteras naturales, aunque sí consiguió establecerse como una cultura fuerte en los dominios del Nilo, manteniendo unas luchas históricas en la región de Nubia (el país al sur de Egipto), de donde consiguieron materiales valiosos, así como metales preciosos. La historia de Egipto registra numerosos combates para frenar invasores en eso que la investigación ha llamado períodos intermedios, donde parece que la influencia centralista del faraón se debilita y se forman diferentes frentes armados. En algunos casos provienen de invasiones asiáticas y en otras provienen de ataques a sí mismos. Sin embargo, en estas líneas explicaremos cómo no fue hasta la XVIII dinastía que empezaron a tener grandes conquistas y batallas. Aunque en épocas anteriores los egipcios se habían enfrentado a los nubios, contra otros invasores y contra sí mismos, no fue hasta la llegada de un joven faraón de nombre Tutmosis III cuando se empezaron a tener en cuenta las habilidades de los egipcios para el combate.

TUTMOSIS III, EL FARAÓN GUERRERO


A la muerte de Tutmosis II en el 1479 a. C., la esposa y hermanastra de este, Hatshepsut, se encargó del hijo y heredero Tutmosis III y del reino en calidad de corregente. Sin embargo, esta corregencia duró poco; a los tres años de reinado la reina regente Hatshepsut decidió cambiar la forma de Gobierno y se convirtió en una reina con la titulación completa. Tutmosis III dejó de ser su corregente y, para justificarse, la nueva reina decidió transformar e inventarse una corregencia anterior con su padre, por lo que modificó y añadió textos que explicasen esto en el templo de Karnak.

Con este cambio, la poderosa reina de Egipto empezó a gobernar sin su hijo, pero no lo mantuvo al margen. Hatshepsut comenzó a gobernar gracias al apoyo de numerosos cargos y personalidades del reino, como el gran sacerdote de Amón, Hapuseneb, o el canciller Nehesy, quien dirigió las expediciones militares de la reina hacia el Punt. Esta expedición no tuvo una importancia militar como la que se muestran en los muros del templo funerario de Hatshepsut, sino que se trata de una dinámica constante en el antiguo Egipto, como fueron las expediciones hacia Nubia o hacia el Sinaí. Sin embargo, este Gobierno de la reina, apartando al legítimo heredero del trono y comportándose como una regente con plenos derechos, hizo que Tutmosis III tuviera que enfrentarse a numerosos problemas tras su muerte en el 1458 a. C.

Representación escultórica de Tutmosis III, Museo de Luxor.

Tutmosis III fue uno de los grandes faraones que se recuerdan a lo largo de los tiempos, al menos en lo que a conquistas militares se refiere. El joven faraón egipcio sucedió en el trono a su padre en 1479 a. C. cuando solamente contaba con diez años de edad. Desde esta edad tan temprana gobernó, pero bajo la tutela de su madrastra Hatshepsut, la cual gobernó en su lugar como corregente y, al poco tiempo, como un faraón de pleno derecho. Tutmosis III, cuando consiguió acabar con la regencia de su madrastra, compensó todo el tiempo perdido que había ocupado este reinado en cuestión de conquistas. Estos primeros años de gobierno están profundamente marcados por las campañas militares, un total de diecisiete, en Siria-Palestina, en tan solo veinte años.

Mapa de la dominación de Egipto siglos XVI-XV. Fuente: Duby, G. (2011): Atlas histórico mundial, Larousse.

Los primeros problemas a los que se tuvo que enfrentar el joven faraón fueron las revueltas de los principados asiáticos, coaligados por el príncipe de Qadesh y la ciudad de Mitanni. Durante esta primera campaña (1457 a. C.), Tutmosis III culminó con la captura de la ciudad de Megido; esta fue sin duda la campaña más importante y la más documentada de este tiempo. La historia del ataque de los egipcios hacia los territorios de los cananitas se había dado durante mucho tiempo en los últimos reinados de los faraones anteriores, pero no fueron tan importantes como la campaña que Tutmosis III iba a comenzar.

LA BATALLA DE MEGIDO


Megido es la primera batalla de la historia en la cual tenemos cualquier tipo de detalle en los anales que mandó escribir Tutmosis III en el templo de Amón en Karnak. La historia de la toma de Megido fue transcrita por su escribano real, Tjaneni, quien escribió en un diario toda la campaña egipcia. Los anales están escritos como una serie de párrafos concretos que más tarde se convirtieron en prosa literaria y, finalmente, se transcribieron en los muros de los templos. La información de estos anales, que han sobrevivido a los azares del tiempo, se ha completado con las inscripciones que aún perviven en Armant y Karnak, en Egipto.

Finalmente, Tutmosis III acabó consiguiendo el trono de Egipto sobre su madrastra, Hatshepsut. Mientras gobernaba la faraona, los cananeos de Siria y Palestina que se ubicaban en el suroeste eran vasallos del vasto Imperio egipcio y pagaban un tributo a los señores egipcios de la zona. Cuando advirtieron la debilidad del reino con los distintos cambios en el trono, el reyezuelo cananita de Qadesh (muy cerca del río Orontes, en Siria) se rebeló contra los señores egipcios, aunando algunos jefes y reyezuelos de la zona. Una vez se hubieron rebelado y reunido sus tropas en un gran ejército, se congregaron en la ciudad de Megido, cerca del valle de Jezreel. Aquí se habían concentrado muchos gobernantes, hombres de la región de Mesopotamia (los modernos Irak e Irán), el norte de Siria y el sur de Anatolia (Turquía). No se sabe con exactitud cuán grande era el ejército reunido por los cananitas junto con sus aliados mesopotámicos y anatolios, pero se ha estimado que pudieran ser entre diez mil y quince mil hombres, incluyendo tanto la caballería como la infantería.

En respuesta a la rebelión de los cananitas, Tutmosis III reunió a todo su ejército en Tjaru, una fortaleza en la zona del delta oriental del Nilo, ubicado en la frontera natural de Egipto con Asia. Una vez concentradas sus tropas en el delta, el joven faraón decidió marchar con todo su ejército hacia Gaza y recorrió doscientos cuarenta kilómetros en poco más de diez días. Este camino y la velocidad de Tutmosis III se ha de tener en cuenta por el escaso espacio de tiempo que tardó, la distancia recorrida y el número de hombres que llevó, entre quince mil y veinte mil. Una vez en Gaza, los egipcios decidieron dirigirse hacia las ciudades más meridionales de la cordillera del Carmelo y llegaron probablemente el 6 de mayo del 1479 a. C. a la ciudad de Yehem. Las fuentes antiguas nos describen cómo el camino fue recorrido en el mismo tiempo. Sin embargo, la distancia del recorrido desde Gaza hasta esta ciudad es de solo ciento veintiocho kilómetros, por lo que la investigación cree que pudo tardar más debido a que el joven faraón estuvo pacificando ciudades rebeldes como Joppa o Gézer mientras se dirigía hacia Yehem.

Las fuerzas egipcias descansaron unos días en la ciudad de Yehem, mientras continuaban las operaciones de exploración por estos territorios que les eran hostiles. Cinco días después, el 11 de mayo, los consejeros de Tutmosis III junto a él decidieron que lo mejor para el avance de la guerra era tomar una ruta más rápida hacia la ciudad de Megido. Las posibilidades de cómo llegar desde Yehem hasta Megido eran diversas y a cada cual más peligrosa: la primera de ellas era atravesar una ruta en el norte que se acerca hacia Mishmar HaEmek y aparecer por el noroeste de la ciudad de Megido; la otra era una ruta sur a través del valle de Dothan que acababa apareciendo en una llanura al sureste de la ciudad; y la principal ruta central atravesaba el paso Musmus y salía en una llanura cerca de la propia ciudad.

La cuestión de tomar el paso central que conduce directamente a Megido era una de las opciones que tuvieron muy en cuenta los consejeros del joven faraón. Los asesores militares de Tutmosis III aconsejaron que era mejor tomar la ruta norte o la ruta sur, ya que la ruta central era muy estrecha y atravesar un valle con numerosas tropas no era lo más indicado para un ejército. Sin embargo, el faraón descartó los consejos que le habían proporcionado, ya que, como se ha recogido en los muros de Karnak, sus enemigos esperaban que su ejército tomase la ruta norte, la ruta sur o ambas, y, en un alarde de valentía y temerosidad, decidió que lo más improvisto era lo más adecuado, y tomó la ruta central.

La travesía y la llegada del monarca a Megido se realizó al día siguiente, el 13 de mayo; los ejércitos egipcios marcharon hacia la ciudad de Aruna, donde pasaron la noche, y, de madrugada, comenzaron a atravesar el paso Musmus. La marcha iba encabezada por Tutmosis III, quien dirigió a través del valle a sus tropas. Este paso era una forma directa de llegar hasta Megido, sin embargo, la travesía era muy estrecha y, aunque sea muy escasa en distancia (veintidós kilómetros), hay zonas donde el ejército no pudo pasar por la anchura de la misma. El viaje parece que ocurrió sin apenas incidentes, más allá de una pequeña escaramuza que pudo haber en la salida del paso. La noche del 14 de...